¿Tu empresa quiere ponerse las pilas con el marketing de contenidos y te toca a ti llevar toda la parte de la creación y redacción? Aquí encontrarás nuestra chuleta para redactar contenido para Internet fetén.

 

  • Guía rápida de creación de contenido para Internet

        • Trabaja con empatía (de ahí sale todo lo demás)
          • Mientras redactas, piensa en estos tres pilares: las personas a quienes va dirigida tu publicación, la personalidad de tu empresa o marca y el mensaje que quieres transmitir o la reacción que buscas en el lector.
        • Usa un lenguaje claro, sencillo y eficiente
          • En Internet, se prefiere el registro coloquial.
          • La brevedad es clave: escribe párrafos cortos y evita las palabras innecesarias.
          • Utiliza frases simples y variadas en voz personal (mucho mejor «puedes…» que «es posible» o «se puede…»).
        • Resume la información más importante al principio
          • La mayoría de los lectores escanean las páginas siguiendo un patrón de F con la vista. Concentra la información que quieras transmitirles en las primeras cien palabras. Además, esto te ayudará con el posicionamiento web.
        • Desglosa el contenido en apartados fáciles de digerir
          • En cada párrafo trata un solo tema.
          • Cuando convenga, haz listas (son más fáciles de escanear).

Lenguaje humano y personal: la clave para el mejor contenido para internet

El quid de la escritura online está, en buena parte, en la empatía. Los usuarios de Internet esperan textos informales y prácticos, sin burocratismos.

Además, conviene que las publicaciones tengan ritmo y se lean con agilidad. Para conseguir que sean dinámicas, puedes alternar frases cortas y directas con otras más largas. Sin embargo, ojo al exceso de subordinadas. Pueden hacer el texto farragoso.

Igualmente, evita recargarlo de tecnicismos, cultismos y regionalismos. Internet es una puerta abierta al mundo. En la medida de lo posible, escribe para todos. Por ejemplo, si una frase o un párrafo contiene mucha información especializada, lo mejor es explicar los conceptos por separado, con ladillos o puntos, y usando términos transparentes.

Por último, considera la identidad de tu empresa o tu marca: ¿queréis dar una imagen moderna, sofisticada, fiable, experta…? Tener claro esto te ayudará a elegir un tipo u otro de expresiones (¡sin olvidar los puntos anteriores!).

Adapta las formas al contexto

Los buenos textos son los que conjugan las necesidades de los lectores con nuestros intereses como autores. Es decir, los que se elaboran pensando en el objetivo de la comunicación y en cómo persuadir al público de la mejor manera.

Con esto en mente, es fundamental crear estrategias diferenciadas según el material que preparemos. Del mismo modo que no escribimos igual una presentación en Power Point que un mensaje de Whatsapp, cuando redactamos para Internet, debemos tener en cuenta las particularidades del medio o del canal concreto.

En otras palabras, no es lo mismo escribir un correo electrónico que un artículo de blog, ni una página de producto que una corporativa. Ni siquiera escribir para Instagram que escribir para LinkedIn.

Cada formato digital tiene sus características y su propio protocolo. Para no dar la nota, adapta el contenido a la forma de consumir la información en ese medio.

Títulos que aportan valor

El titular es lo primero que leemos y, a veces, lo único. Efectivamente, tiene el potencial de determinar el éxito de la publicación (entendido este como el interés que suscita). Para que un título sea resultón, debe:

  • Ser corto y directo.
  • Poder leerse solo o entenderse sin contexto.
  • Evitar jergas, tecnicismos, abreviaciones y chistes.
  • Tener en cuenta las técnicas de SEO (ahondaremos en este aspecto un poco más abajo).

Así pues, un buen título tiene que dejar claro de manera concisa el beneficio o el tema que se trata en la publicación.

En el grueso del texto, abrevia

Los textos online han de ser mucho más cortos que en otros formatos. Está comprobado que, de media, los usuarios de Internet leen el 20 % del contenido. Por eso, se recomienda que los párrafos contengan 70 palabras o menos y que una página web esté entre las 300 y las 700 palabras.

Si el contenido supera ese volumen:

  • Ve al grano y prescinde de la entradilla de bienvenida.
  • Divídelo en secciones y guía a los usuarios a apartados concretos. Los subtítulos nos ayudan a orientarnos por el texto; utilízalos, pues, para describir de qué trata cada bloque.
  • Formatea el texto, pero sin abusar. No te pases con la negrita, los títulos, las viñetas… Desde el punto de vista del usuario, pueden ser abrumadores y perjudicar la legibilidad.

Estructura la información en pirámide invertida

Organiza la información de manera que capte la atención y sea fácil de consumir.

Para ello, te puede servir la , un estilo de redacción que se emplea en el periodismo y las ciencias de la comunicación. Consiste en cargar la información más importante en la parte superior de la publicación e ir dosificando los datos para no desvelarlo todo de golpe (y mantener así el interés).

Enlaza a otros contenidos

No obligues a los clientes o los navegantes a buscar información por su propio pie. Si vendes piscinas y mencionas la importancia del floculante, añade un enlace a una explicación del proceso de floculación. Si escribes sobre música y mencionas a una cantante, añade un enlace a su web o a una lista de reproducción.

Los hipervínculos son la espina dorsal de Internet. Enlaza tanto a páginas propias como de terceros. No tengas miedo a compartir contenido de otros, ni siquiera de la competencia: es un modo de enriquecer el texto y una de las bases de la optimización de cara al SEO.

Importante: Acaba los textos con una llamada a la interacción, del estilo de un enlace para descubrir contenidos relacionados, seguir a tu empresa en las redes, apuntarse al boletín…

Aprovecha la interactividad de Internet

Siempre que sea oportuno, añade vídeos, imágenes, infografías, presentaciones, etc. Estos complementos son muy útiles para darle un respiro al usuario y volver a captar su atención, y te permitirán condensar más información.

Redacción SEO: escribe como habla la gente

La mayoría de los navegantes visitan una página entre 10 y 15 segundos. En ese suspiro, el 80 % ojea el contenido en busca de ciertas palabras clave que ya tienen en mente. Por eso, conviene que, antes de ponerte a redactar, entiendas cómo piensan tus clientes o usuarios y anticipes qué pueden buscar y cómo lo harán.

Por otra parte, Google y los demás buscadores dan prioridad a las páginas que mejor resuelven las dudas de los internautas utilizando las mismas expresiones que estos emplean.

Hay montones de aplicaciones de búsqueda y análisis de palabras clave que te ayudarán a identificar las frases y palabras exactas que usan tus clientes o lectores mientras navegan por Internet.

Sin embargo, no te obsesiones con el tema de la optimización de tus textos para SEO. Si pierdes de vista al usuario, Google te penalizará. Lo mejor es escribir con naturalidad y de manera apropiada. Como si estuvieras hablando con un cliente cara a cara.

Vela por tu imagen

El contenido para Internet que crees habla mucho de ti

Acompaña tus publicaciones online de al menos una foto o una imagen pertinente. Siempre que sea posible, trabaja con un equipo de diseño para cuidar de la parte visual.

Finalmente, antes de colgar el contenido en Internet, haz una corrección del texto para comprobar que los datos son exactos y actualizados, y, claro, que no haya errores de gramática ni ortografía. No solo está en juego la credibilidad de tu empresa, sino que Google también evalúa estos factores.

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